Ralph conoció por casualidad a Ronald, un surfista de toda la vida y hombre de negocios muy conocido en la comunidad local, durante lo que se suponía que serían unas cortas vacaciones en Cabarete. En la playa Encuentro, después de una larga charlar junto al mar que se alargó hasta la noche, la idea de Ralph de crear una nueva marca de chocolate comenzó a echar raíces. Una cosa llevó a la otra y, resumiendo, unos meses después, nació Saari. Sí, somos el resultado del encuentro de una noche.
Y como de tal palo (o vaina) tal astilla, Ralph contó para su nueva aventura con su hijo Robert, un ingeniero de productos que ha heredado la habilidad de su padre para los procesos minuciosamente mapeados, ayudándolo así a crear algo con el poder de hacer sonreír a la gente. Y sí, seguimos hablando de chocolate.